Continuamos hablando de mayordomía y hoy abordaremos un
tema un poco diferente pero no menos importante ya que la mayordomía abarca
todas las áreas de nuestra vida, hoy hablaremos de La Mayordomía de nuestros
hábitos o costumbres.
Bueno empezaremos diciendo que un habito es una costumbre
o tendencia adquirido por la práctica frecuente de un acto, es una forma de
comportamiento particular que se hace una forma de vida a través de realizarlo
repetidamente. Los hábitos pueden
ser hábitos buenos o hábitos malos y es responsabilidad nuestra desechar
aquellos hábitos que hemos adquirido que no son agradables a Dios y de mejorar
aquellos que tenemos que son buenos y bendicen nuestra vida.
Hay muchísimos hábitos que
podemos tener en nosotros pero hoy nos enfocaremos en ser buenos mayordomos de
las costumbres que podemos tener y cuáles son aquellas que la palabra de Dios
nos dice que desechemos en 1ra. Tesalonicenses 5:21 dice “Examinadlo todo; retened lo
bueno. Absteneos de toda especie
de mal.” Cuando venimos al Señor traemos
muchos hábitos o costumbres que pueden ser malas y rápidamente vamos desechando
todo aquello que puede ser pecado, pero también podemos ir conservando cosas en
nosotros que no son buenas y no las vemos como tal, por eso debemos examinar todos los hábitos o costumbres
que tenemos y desechar los malos, abstenernos de todo mal como dice la palabra.
Para esto vamos a hablar de 3 consejos que nos dice la
palabra de Dios acerca de los hábitos o costumbres:
1. NO PODEMOS TEMER A DIOS
Y CONTINUAR CON NUESTRAS VIEJAS COSTUMBRES:
En 2 Reyes 17:33 dice “ Temían a Jehová, y honraban a sus dioses, según la costumbre de las naciones de
donde habían sido trasladados.” Esta
escritura es muy clara en ese tiempo el pueblo de Israel fue llenándose de
muchos moradores que temían a Dios pero seguían honrando a sus dioses según la
COSTUMBRE o hábito de las naciones de las que venían. Temer a Dios es apartarse del mal en todos
los sentidos, debemos cuidar de aquellos hábitos que tenemos todavía en medio
de nosotros y que están en nuestro diario vivir como una práctica habitual y
que no son buenos, por ejemplo un mal hábito puede ser la mentira, podemos
tener por costumbre mentir sin pensar en lo que estamos haciendo y por nada y
menos decir cosas que no son ciertas, otro hábito puede ser el hablar de los
demás, comentar, hablar a espaldas de otros, no podemos temer a Dios y
continuar con nuestras viejas costumbres, otro mal hábito puede ser el
desorden, la pereza como tumbarnos en el sofá y dejar que pasen las horas,
escuchar música que no sea para El Señor o que ministre nuestro espíritu, ver
cierto tipo de programas como novelas, películas de terror, cosas tan sencillas
pero que si las examinamos bien las desecharemos porque no son buenas
costumbres ni edifican nuestra vida.
2. EVITEMOS
PERDER LO BUENO QUE TENEMOS: En el libro de 1 Corintios 15:33 dice “No erréis; las
malas conversaciones corrompen las buenas costumbres” Así como podemos tener malas costumbres, también podemos ir
adquiriendo buenas costumbres o hábitos que se pueden corromper, qué es
corromper? Es echar a perder algo bueno, destruir, dañar deformar… este
pasaje dice las malas conversaciones, otra versión dice
las malas compañías, para poder ser buenos administradores de nuestros hábitos
debemos cuidar con quién hablamos, de qué hablamos, qué sale y entra a nuestro
corazón, podemos tener buenos hábitos pero al tener una relación o una amistad con
personas que no honran a Dios, poco a poco al ir hablando, compartiendo y
haciendo vida con estas personas nos pueden corromper o echar a perder esos
buenos hábitos que hemos aprendido, tengamos cuidado con lo que hablamos
y con quienes compartamos porque aunque
nos cueste admitirlo hay un refrán que dice “ LO MALO SE PEGA”.
No será de la noche a la mañana pero sutilmente iremos llamando a lo malo bueno
y lo bueno malo, recordemos que en Mateo 12:35 dice “ El que es bueno, de la bondad que atesora en el
corazón saca el bien, pero el que es malo de su maldad saca el mal” Así que
cuidemos nuestras compañías y amistades para no perder aquello bueno que ya
tenemos en nosotros.
3. QUE
NUESTRAS COSTUMBRES SEAN BUENAS en el
libro de Hebreos 13:5 dice “Sean vuestras costumbres
sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te
desampararé, ni te dejaré”. La biblia cuando se refiere a una costumbre o un
hábito dice que sean sin avaricia, avaricia sabemos que es el afán o deseo desordenado
y excesivo de poseer riquezas para atesorarlas, entonces la palabra dice que
nuestras costumbres no estén regidas por el deseo de acumular cosas o adquirir una seguridad material, sino que debe gobernar
nuestra fe en un Dios que provee para nuestras necesidades. Eso nos lleva a
acostumbrarnos a depender de Dios por medio de la fe, esa es una buena
costumbre un hábito santo que podemos practicar y mejorar cada día.
Así que seamos buenos
mayordomos de nuestros hábitos, de lo que estamos acostumbrados a hacer, la
palabra dice que examinemos todo, examinar es revisar detenidamente nuestros
hábitos y vayamos a la palabra de Dios para ver si estos realmente son santos y
agradables delante de los ojos del Señor.
Por último les dejo con
esta reflexión:
“Cuida tus
pensamientos, se convertirán en palabras, cuida tus palabras que se convertirán
en acciones, cuida tus acciones que se convertirán en hábitos; cuida tus
hábitos, porque son tu vida; cuida tu vida porque tienes solo una”
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