Durante varias semanas hemos estado hablando de la
mayordomía de nuestra voluntad, entregar nuestra voluntad a Dios para que El
ponga en nosotros el querer como el hacer.
Hoy continuaremos hablando de mayordomía, recordando
siempre que nosotros somos mayordomos de todo lo que Dios nos da,
administradores de la multiforme gracia de Dios, no somos dueños ni señores de
nada de lo que poseemos, por esta razón debemos aprender a ser buenos
mayordomos o administradores en todas la áreas de nuestra vida.
El tema de hoy es Mayordomía de nuestro
trabajo… sabemos que el trabajo es todo
aquello que realizamos que implica un esfuerzo y abarca parte de nuestro
tiempo, muchas personas tienen un trabajo en una empresa, en una oficina, por
cuenta propia, otras personas trabajan para el Señor y forman parte de un
ministerio trabajando cada día para el reino de Dios y hay otras personas que
tal vez no trabajan en ningún lugar pero hacen todos los trabajos de casa y
esto también implica un esfuerzo y tiempo en nuestras vidas.
Así que no importa el trabajo que realicemos, sea un
puesto muy importante con un gran salario, un puesto muy humilde y con un bajo
sueldo, o si trabajamos para Dios sin cobrar ningún salario o trabajamos para nuestra
familia debemos aprender a ser buenos mayordomos de ese trabajo que Dios nos da
para hacer, y para ello hoy quiero reflexionar en 4 puntos que la palabra de
Dios nos da, que nos pueden ayudar a ser mejores administradores de nuestro
trabajo.
1. DEBEMOS ENTREGAR NUESTRO TRABAJO A DIOS: En el Salmo127:1 nos dice “Si Jehová no edificare la casa,
En vano Trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia” Para ser buenos administradores de nuestro trabajo, como primer punto todo nuestro esfuerzo y nuestro trabajo debemos entregarlo al Señor, ya que si El no es el fundamento de todo lo que hacemos, en vano trabajamos y nos esforzamos, si Dios no le da ese toque especial a todo lo que hacemos nuestro trabajo se volverá monótono y rutinario, que El Señor sea el fundamento sobre el cual vivimos, somos y nos movemos, no podemos empezar un día de trabajo sin buscar la dirección de Dios y ponernos bajo su protección. Por eso al querer ser buenos administradores o mayordomos del trabajo que realicemos lo primero es poner como fundamento al Señor para que el edifique en nosotros, para que lo que hagamos prospere y sea bendecido.
En vano Trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia” Para ser buenos administradores de nuestro trabajo, como primer punto todo nuestro esfuerzo y nuestro trabajo debemos entregarlo al Señor, ya que si El no es el fundamento de todo lo que hacemos, en vano trabajamos y nos esforzamos, si Dios no le da ese toque especial a todo lo que hacemos nuestro trabajo se volverá monótono y rutinario, que El Señor sea el fundamento sobre el cual vivimos, somos y nos movemos, no podemos empezar un día de trabajo sin buscar la dirección de Dios y ponernos bajo su protección. Por eso al querer ser buenos administradores o mayordomos del trabajo que realicemos lo primero es poner como fundamento al Señor para que el edifique en nosotros, para que lo que hagamos prospere y sea bendecido.
2.
HAGAMOS TODO COMO PARA EL SEÑOR: En Colosenses 3:23 dice “Y todo lo que hagáis, hacedlo de
corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor
recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el
Señor servís.” Otro punto importante hacer todo
de corazón, hacer nuestro trabajo
de corazón va a marcar grandemente la diferencia entre nosotros como cristianos
y los que no lo son, hacer las cosas de corazón es hacerlas con voluntad,
poniendo nuestro mayor esfuerzo, haciendo todo con excelencia como si fuera
para El Señor, no viendo o pensando en agradar a los hombres sino a Dios. Cuando hacemos las cosas poniendo el corazón,
nuestro trabajo se vuelve agradable, damos lo mejor de nosotros mismos y no
solamente lo justo, además esto nos ayuda interiormente a no sufrir por causa
de no recibir grandes reconocimientos, grandes palabras o aplausos porque
sabemos a quién servimos y que Dios es el que se agrada de nosotros con nuestra
actitud.
3.
TRABAJAR
BIEN, HACIENDO LAS COSAS BIEN: En el libro de Santiago 4:17 nos dice “ y al
que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado”, no importa el trabajo que
realicemos, como dije anteriormente, lo importante es hacerlo bien, en este
versículo nos exhorta el Señor a que si sabemos hacer lo bueno y no lo hacemos
nos es pecado, por ejemplo si yo sé usar bien un ordenador y puedo utilizarlo
diestra y habilidosamente y en mi trabajo lo hago de mala manera, por salir del
paso, sin poner excelencia, eso me cuenta como pecado, sin embargo si por
alguna razón yo no sé usar un ordenador y hago mi trabajo como puedo pero pongo
mi mejor esfuerzo, Dios ve mi actitud, así que en esas habilidades que Dios ha
puesto en nosotros para trabajar debemos ponerlas a funcionar y que nuestro
trabajo sea bueno, eficiente y de calidad.
4.
DISFRUTEMOS
NUESTRO TRABAJO: Otra escritura en el libro de Eclesiastés 2:24 dice “No hay cosa mejor para el hombre sino
que coma y beba, y que su alma se alegre en su TRABAJO. También he visto que esto es de la mano de Dios.” Gran parte de lo que significa nuestro trabajo
para nosotros está en la actitud en la nos ponemos sobre la marcha, El Señor
nos aconseja en su palabra que nuestra alma se alegre en nuestro trabajo,
muchas veces pensamos el fin de semana ya viene el lunes otra vez a trabajar,
pero el trabajo es una bendición, debemos alegrarnos de tener algo que hacer,
sea mucho o sea poco, si trabajamos en casa sirvamos a nuestra familia con
amor, con alegría, dando lo mejor de nosotros, si tenemos cargos importantes en
empresas alegremos nuestro corazón y demos el cien por cien de nuestras
capacidades, un consejo muy sabio que escuche una vez es que “deberíamos hacer
las cosas como si fuéramos los únicos que existiéramos para hacerlas”, cuando
pensamos así, nos esforzamos, no pensamos en qué otro lo hará por nosotros, en
que alguien lo hará por mí, sino que pondré mi mayor esfuerzo dedicación y me
alegraré con esta parte de mi vida que Dios me provisto.
Entonces
recordemos estos 4 consejos que la palabra de Dios nos da para ir siendo cada
vez mejor mayordomos o administradores de nuestro trabajo:
1.
Debemos
entregar nuestro trabajo al Señor para que el edifique en nosotros y por medio
de nosotros, Dios es el fundamento.
2.
Hagamos
todo como para el Señor, de corazón y no para los hombres, quitemos nuestra
mirada de los reconocimientos.
3.
Trabajemos
haciendo bien las cosas, recordemos que si sabemos hacer las cosas bien y nos
las hacemos estamos pecando.
4.
Disfrutemos,
alegrémonos en nuestro trabajo y hagámoslo cómo si fuéramos las únicas personas
que pudiéramos hacerlo para que demos lo mejor y las cosas salgan bien.
Por último
quiero dejarles con esta escritura donde el mismo Jesús nos anima a trabajar y
a esforzarnos:
En
Juan 5:17 nos dice: “Y Jesús les respondió: Mi
Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo.”,
así que ejemplo nos da el Señor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario